
Porque hemos asociado espuma a limpieza, y es un concepto erróneo que tenemos que ir descartando: la cantidad de espuma no es significado de eficacia.
La mayoría de las veces, la espuma en un champú convencional significa mayor cantidad de agentes surfactantes, agentes químicos que dañan el cuero cabelludo y la raíz misma del cabello dejándolo más reseco.
Nuestros champús naturales contienen tensoactivos que provienen de productos vegetales. Son agentes limpiadores de origen natural que no eliminan los aceites naturales del cabello, ya que son esenciales para su salud. La escasa espuma de estos tensoactivos naturales es suficiente para limpiar el cabello y el cuero cabelludo sin el daño asociado a los champús con base de sulfato.
Es conveniente que, durante las primeras semanas, alternemos el champú convencional con el natural, o también podemos mezclar ambos, reduciendo progresivamente la dosis del convencional hasta hacerlo desaparecer.
Lo que pretendemos conseguir de esta forma es que nuestro cuero cabelludo se acostumbre a no tener que protegerse de los productos químicos: los sulfatos resecan el cabello y nuestro cuero cabelludo puede reaccionar irritándose o produciendo más grasa para proteger el cabello. Es la defensa natural de nuestro organismo.
Si mantenemos la constancia y perseveramos, al cabo de unas semanas el pelo logra equilibrar su acción natural mejorando el brillo y el volumen.