Prepararse para el verano no significa sólo sacar las chanclas y la cesta de playa. Hay que «preparar» nuestra piel para que esté fortalecida de cara al sol que estamos deseando tomar.
Se nos queda pequeña la palabra «crema» para esta elaboración cosmética que os presentamos, más que una crema, es un completo tratamiento no sólo para protegernos de los rayos ultravioleta perjudiciales del sol, sino también para hidratar, regenerar y nutrir la piel de cara al verano.
Ingredientes: Hidrolato de nerolí, aceite vegetal de aguacate, aceite vegetal de pepita de uva, oleomacerado de zanahoria en aceite vegetal de sésamo, proteínas de seda, vitamina E, aceites esenciales de zanahoria, lemongrass y lavanda.

El aceite de sésamo tiene tantísimas propiedades que viene siendo usado como alimento y cosmético desde hace miles de años en la medicina ayurveda. Últimamente se está valorando mucho su eficacia como filtro solar ante las radiaciones UVB. Si además añadimos que favorece el bronceado natural y que hidrata la piel, ya tenemos la clave de su éxito cuando llega el verano.

El aceite virgen de pepita de uva, ya era conocido en el Antiguo Egipto, por sus propiedades nutritivas y cosméticas, imprescindible para combatir el envejecimiento cutáneo, luchando contra los radicales libres, ya que es uno de los más ricos en ácidos grasos esenciales, y por tanto, específico antiarrugas y antiedad. Garantiza una piel nutrida que por sí sola pueda formar colágeno y elastina sana y de calidad. Es de rápida penetración, nunca dejará la piel grasa, ideal por tanto para cualquier tipo de piel. Combate eficazmente todas las alteraciones cutáneas, desde el acné hasta la dermatitis seborreica, ya que es un gran regulador lipolítico.
La proteína de seda, hidratante, suavizante y tensor. Componente básico en los tratamientos de regeneración celular de la piel.
Los aceites esenciales que se incorporan, además de su contenido aromático, aportan un factor de protección solar de los más elevados en estas sustancias naturales: el a.e. de zanahoria con un FPS 38-40, uno de los aceites esenciales más potentes por su capacidad regeneradora de la piel, cuida, revitaliza, ilumina, protege y combate problemas dermatológicos como las manchas cutáneas.
El aceite esencial de lemongrass tiene un FPS 6 aporta en verano un aroma cítrico sin ser cítrico, por lo que no debemos temer efectos de fotosensibilidad.
El aceite esencial de lavanda, con un FPS 5, no sólo aporta sus propiedades protectoras, sino que es uno de los mejores regenerantes y calmantes de la piel.