El calorcito nos trae muchas satisfacciones y algunos problemas. Uno de ellos se llama mosquitos. Sobre todo las que tenemos una sangre apetecible, como es mi caso. Este problema se puede convertir en dos, si utilizamos un repelente de mosquitos, que repele también al género humano, y puede acabar por intoxicarnos.
Si no queremos morir por picaduras, o por la peste de los antimosquitos convencionales, hemos preparado un ambientador antimosquitos totalmente natural y agradable en su aroma y para nuestra piel.
Nos hemos inspirado en una de las recetas que tiene Fátima Solé en su Botica Escondida, y la hemos adaptado a nuestros gustos y a nuestras existencias.

Puede pulverizarse a destajo por una habitación, o impregnar pequeños trozos de algodón, pañuelos, flores de papel, etc. cerca de las ventanas o lugares que frecuenten los mosquitos.
También podemos pulverizarnos directamente sobre la piel, en las zonas expuestas al aire, evitando lógicamente cara, ojos, mucosas y zonas sensibles.