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Pasta dental con ingredientes naturales. Limpia, desinfecta, es antibacteriana, remineralizante, protege de caries y evita el aliento desagradable. Natural y efectiva.
Ingredientes: Infusión de salvia, tomillo y cola de caballo, hidrolato de eucalipto y limón, glicerina vegetal, goma xantana, carbonato cálcico y bicarbonato sódico, xilitol, polvo de menta, polvo de salvia, tintura de salvia, tintura de aloe vera, tintura de propóleo, tintura de caléndula, cristales de mentol, aceite esencial de menta, aceite esencial de árbol del té y aceite esencial de limón. Conservante ecológico.
La salvia es la planta más importante para la cura de afecciones de la boca y anticaries. El hidrolato de salvia es anticaries. El tomillo, uno de los mayores antisépticos, y la cola de caballo remineraliza, al igual que el polvo de las plantas secas pulverizadas de la menta y la salvia, y el aloe vera.
La glicerina y la goma, además de su efecto antioxidante, le dan a la pasta el espesor y la textura de gel que permite dosificar y extender de forma controlada en el cepillo de dientes.
El carbonato de calcio actúa como abrasivo suave espesante, que completa el trabajo del cepillo.
El bicarbonato de sodio blanquea y limpia los dientes, actuando también como abrasivo suave.
La menta purifica y refresca la boca durante y después de la limpieza. El árbol del te es antiséptico y desinfectante. El limón es purificante y blanqueante. La tintura de propóleo es antibiótica, y junto a la menta piperita son antibacterianas y perfuman el aliento. El frescor lo aportan los cristales de mentol.
Hemos incorporado como novedad el xilitol. El xilitol también se le conoce como azúcar de abedul, porque fue de la corteza de este árbol de donde se extrajo por primera vez, aunque puede encontrarse de forma natural en muchas frutas, como en fresas, arándanos y ciruelas, en la mazorca del maíz y en la avena, en hortalizas como la coliflor y en gran cantidad en la corteza del abedul y de la haya. Se descubrió en 1891 y se ha usado como edulcorante natural desde la década de 1960.
Tiene una dulzura similar al azúcar, porque estimula los receptores linguales del sabor dulce, y la industria lo utiliza en chicles, helados y caramelos sin azúcar, alimentos para diabéticos, pastas de dientes y preparados farmacéuticos. También lo encontramos en jarabes para la garganta, incluso en cremas y enjuagues bucales. Al ser una sustancia que impide la fermentación de azúcares en la boca, también inhibe el crecimiento bacteriano y por tanto contribuye al cuidado de los dientes para que no provoque caries.
Como ingrediente de la pasta de dientes, por tanto, será uno de nuestros grandes aliados por sus propiedades anticaries, y anticándidas.
Hemos optado por prescindir de las arcillas en nuestros dentífricos, ya que o tienen una granulometría muy fina, o pueden ser excesivamente abrasivas, con riesgo por tanto de arañar nuestro esmalte dental. El uso del carbonato cálcico, muy fino, nos asegura el arrastre de la posible suciedad, pero con una abrasividad muy suave, y sin nanopartículas, y además nos aporta una fuente de calcio natural.
Realizamos variantes de esta fórmula: Con hidrolato de tomillo, de eucalipto, de hoja de limonero, con tinturas de salvia y de aloe vera, con aceites esenciales de árbol del té, limón, hinojo.
Con tintura de propóleo, y aceites esenciales de clavo y canela, para quien sufre de caries o encías inflamadas.
Con aceite esencial de mirra, para encías débiles y ulceradas.
Con polvo de hojas de salvia, como blanqueador, para quien quiera liberarse de la placa amarillenta de los dientes.
En caso de intolerancias a las mentas, y al mentol, lo sustituimos por hinojo, muy refrescante y aromático, que debido a sus propiedades antiinflamatorias, es muy adecuado para encías sensibles.
También preparamos elixires bucales, con aceites esenciales de romero, menta, salvia e hidrolatos destilados con nuestro alambique, potentes, puros y naturales, y se pueden personalizar para diferentes necesidades: para combatir la halitosis, para calmar en caso de neuralgias, extracciones o inflamaciones, para purificar el aliento, refrescar y tonificar las encías, para combatir las aftas, etc.
Pero todos, en cualquiera de sus variantes, con la completa seguridad de sus componentes naturales, ecológicos, y sin ingredientes perjudiciales para nuestra salud: no contienen azúcar, ni sustancias abrasivas, detergentes o cáusticas agresivas con la placa dental, tampoco tienen laurilsulfatos, tóxicos que provocan alergias y desequilibran la flora microbiana bucal, llegando a dañar la propia mucosa.
Tampoco tienen sustancias antisépticas como el formaldehído o el triclosan, que alteran el equilibrio ácido-básico de la boca y ponen en peligro el propio sistema natural de defensa bucal, siendo cancerígenos como están demostrando cada vez más estudios científicos.
Y no llevan flúor, sospechoso de actuar como inhibidor de las glándulas endocrinas, ni sustancias detergentes, cáusticas, o abrasivas a base de fosfatos o carbonatos, que acaban por dañar el esmalte.
Disponible en el taller en tubo dosificador reutilizable de 3 tamaños: Grande de 120 gr., pequeño de 70 gr. y de viaje de 25 gr.

