Si toco un campo de lavanda, toco el cielo

Os podría demostrar científicamente, clínicamente, estadísticamente, la composición bioquímica y las características y propiedades de todas y cada una de las más de 200 moléculas y compuestos que componen la esencia tan compleja de la lavanda.

Os podría hablar de innumerables estudios médicos que arrojan resultados médicos y clínicos acerca de su aplicación en tratamientos y sus resultados. La lavanda es uno de los aceites esenciales más estudiados tanto a nivel clínico como científico. Investigaciones recientes han demostrado su acción ansiolítica y antidepresiva.

Pero prefiero acercarme a la magia de la interpretación que realiza este médico alemán naturista y antroposófico, Dr. Jurg Reinhard en su libro “Medicinas del alma”:

“Un campo de lavanda es un cielo convertido en planta, que bajó sobre la tierra y se unió tenuemente con la vida del mundo vegetal a través de largos y delgados tallos. Si toco un campo de lavanda, toco el cielo. En la flor, la planta es tocada por lo anímico. La lavanda coloca su flor muy exterior, al final de un largo tallo, que se aparta claramente y a una distancia constante de la mata verde.

Esta unión laxa provoca, aplicada como planta medicinal, un aflojamiento de la unión de alma y cuerpo. Esta colocación exterior de lo anímico calma el dolor, porque los dolores se producen por el agarre del alma al cuerpo. La lavanda es capaz de aflojar de nuevo al alma, de liberar al dolor otra vez.

Flor y mata, alma y cuerpo, están claramente separados por los tallos rectos, radiantes hacia el sol y ordenados a través del gesto erguido del Yo.

En la pintura, el color azul proporciona el espacio, y el azul de la lavanda espacia el dolor. El azul nos traslada del espacio consciente al espacio inconsciente, donde habitan los seres invisibles del mundo espiritual. Esa transición tiene lugar al dormirse, al desmayarse, y al morir. Por eso la lavanda está indicada para el tratamiento de los trastornos del sueño y para tranquilizar. Esto se percibe en el perfume tranquilizador de la lavanda.

Los olores de la lavanda llevan al espíritu y al alma al más allá, donde puede reponerse.”

Color y aroma, medicina para nuestro espíritu, para nuestra alma, para nuestro cuerpo

«Amada por los griegos, quienes la consagraron a la diosa Hécate, protectora de las brujas. Hierba de los elfos y las hadas para la mitología nórdica. La planta más amada para los herboristas. Asociada en muchas culturas con la purificación, regida por el planeta Mercurio, en el signo de Virgo.

Se dice que si una persona deprimida mira la planta abriéndole su corazón, todo su dolor se irá y la planta transformará su tristeza en alegría.

Su esencia floral armoniza las emociones, calmando el cuerpo emocional y el mental. Integra la conciencia espiritual en la vida cotidiana. Purifica» Extraído del libro Fitoterapia energética, de Clara Castelloti.

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