Acebo, refugio, luz y calor de invierno

El acebo es un árbol valioso y protegido, que sirve de alimento y refugio a la fauna silvestre y al ganado en invierno.

En muchos de los valles de Cantabria, según cuenta Manuel Pardo de Santayana* , cuando el ganado ya no podía salir al monte por las nevadas, y escaseaba la hierba, se iba a recoger acebo para alimentarlo. Los venados comen sus hojas y sus frutos, por lo visto, son comidos también por las perdices, sin que les cause daño.

Su madera era muy valorada como leña, ya que aportaban un resplandor especial, más luz en la hoguera, sirviendo también por su dureza, para la fabricación de los tarugos, o tacones de las albarcas, mangos, bolos, ruecas o cachavas, por ese poder de calentar las manos ante un uso prolongado.

Prodigio de adaptación al medio, ya que genera hojas con bordes más o menos espinosos según el riesgo que corra de ser ramoneado por sus depredadores herbívoros, por eso, suelen ser más pinchudas en las partes bajas, y en las partes altas, al no llegar los animales, pues evita el gasto de energía en producir esos pinchos y forma unas hojas más sencillas.

Un árbol medicinal en sus hojas y corteza, de uso no muy frecuente, pero que se usaba tradicionalmente para bajar fiebre, la tensión y para el reúma.

Sus hojas se han consumido como sustituto del mate, y sus bellos frutos tostados en vez del café, aunque  su elevada toxicidad no los hace muy recomendables.

Para alejar los malos espíritus ante un nacimiento, o en las casas por el invierno, se colocaban ramas de acebo en las puertas, también por Navidad.

Plinio cuenta que se plantaban cerca de los hogares para protegerlos de encantamientos, brujas y rayos.

Cuentan algunas tradiciones que las espinas de sus hojas eran usadas por las chicas jóvenes tal como si fueran los pétalos de una margarita, para conocer su destino: diciendo hija, esposa, viuda o religiosa ante cada espina cortada, de modo que la última espina que quedaba mostraba su futuro.

La cantidad de fruto que producían los acebos era un indicador para calibrar la cantidad de nieve que iba a caer ese invierno.

(*Guía de las plantas medicinales de Cantabria, Ed. Librería Estudio, 2004)

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