EL FRESNO: PROTECCIÓN, EQUILIBRIO Y SALUD

Os voy a hablar de este árbol de nuestro jardín que en pocos años ha sobrepasado en altura a todos los demás, destacando del resto. Es esbelto, elegante, simétrico en sus ramas, y genera en su entorno una paz y una energía serena y apacible que sentimos nosotros y sienten los pájaros que conviven con nosotros, y que lo eligen como posadero, por su seguridad y refugio. Se trata del Fresno, o Fraxinus excelsior.
El pueblo celta, quien sentía un increíble respeto y veneración por los árboles, lo consideraba como uno de sus 7 árboles simbólicos, míticos y sagrados que se asociaban a otros tantos tipos de energías, fuerzas astronómicas o planetas.
El fresno es Nion, la tercera letra del alfabeto celta. El tercer mes del calendario arbóreo celta, que comprende del 18 de febrero al 17 de marzo.
El fresno era para la simbología celta, el árbol del poder del mar, o del elemento agua. Los druidas lo utilizaron como instrumento mágico.

Se dice que las varas mágicas de los druidas son de fresno.


Sus hojas de superficie lisa reflejan la luz y se disponen de manera que ninguna tape la luz a la otra y sus ramas parten desde un eje central expresando esa configuración de irradiación desde un centro.
Veían en esa verticalidad, una conexión entre el cielo y la tierra, es decir, entre los tres niveles del cosmos, era el axis mundi para los germanos, el Yggdrasil o fresno del mundo: el árbol cósmico que une, comunica y sostiene los 3 mundos: el cielo o reino de los dioses, la tierra mundo de los hombres y lo subterráneo, el reino de los muertos y las energías ocultas.
También era un símbolo del árbol de la vida-símbolo de inmortalidad: el árbol, como manifestación extrema de toda la naturaleza, con su renovar o renacer periódico, representa la fuerza y el poder sagrado de lo que está vivo, la regeneración, lo que muere y vuelve a vivir, en el principio inagotable y eterno de la vida, representado en el paso de los días, y los ciclos de las estaciones: el árbol que parece morir en invierno y renace en primavera.
En Irlanda, tres de los cinco árboles mágicos que se talaron en el siglo XVII como triunfo de la cristiandad sobre el paganismo, eran fresnos, cuya madera, aún en el siglo XIX, protegía de ahogarse y los emigrantes que partían en barco hacia América la llevaban en trocitos. En la antigua Gales e Irlanda, todo remo se hacía de fresno.

En el folklore británico, el fresno es un árbol del renacimiento.

Receta:
Una receta de antiguo recomendaba gotas de savia exudada de una rama verde de fresno puesta a arder en el fuego, para el dolor de oídos, savia que, por su sabor azucarado, se cree que era fermentada para crear el aguamiel de la poesía nórdica.

La costumbre de pasar a los niños entre los ahuecamientos de los troncos de los fresnos para curarlos de fracturas sobrevivió en partes remotas de Inglaterra hasta 1830, costumbre que también recoge Pardo de Santayana aquí en Cantabria, en el valle de Soba, donde se realizaba un ritual mágico-religioso para curar las hernias de los niños que consistía en pasarle por el interior de un tronco de fresno abierto, rezando unas jaculatorias. El niño curaba si el árbol sobrevivía.
Tantas leyendas y tanto pasado tiene este árbol imponente¡
Nuestros fresnos son árboles esbeltos y majestuosos, emparentados con el olivo, también son llamados fresnos norteños o fresnos de Vizcaya, y se encuentran desde el norte de España hasta Rusia. Su hábitat más septentrional se encuentra en Noruega, y por el Sur, en Grecia. Les gustan los lugares frescos de suelos profundos, aparecen en prados de montaña y márgenes de bosques caducifolios, donde alzan sus ramas al cielo hasta alcanzar los 45 mts. de altura.
Son árboles caducifolios, que se desnudan en invierno para pasar la estación más fría, de corteza lisa y verde grisácea, con hojas opuestas, lanceoladas y puntiagudas con los márgenes aserrados y compuestas. Sus yemas negruzcas se abren en primavera, antes de que asomen sus hojas nuevas. Sus frutos llamados sámaras, son unas vainas aladas y elegantes que cuelgan como manojos de llaves, de las ramas.


Su nombre científico proviene del latín. Excelsior, que significa el más alto, y fraxinus, que significa lanza o jabalina, lo que nos indica tanto la forma de lanza de sus hojas, como el empleo de su madera muy apreciada para las lanzas y jabalinas, pero también para otros muchos utensilios y herramientas, ya que siendo muy resistente y aguantando bien los golpes, es a la vez muy suave y fácil de trabajar.

Jarrón de madera de fresno del jardín, del taller de artesanía de Edu

Por eso, se ha usado mucho en mangos de hachas, rastrillos, azadas, picos y palas, guadañas o dalles, cebillas para amarrar el ganado, bolos o cachabas, así como para materiales deportivos más recientes como bates de beisbol, raquetas de tenis y palos de hockey. Se ha usado en imaginería, en la construcción de escaleras, para vigas, piezas de vagones y en los rodetes de los molinos.

Cuchara de madera de fresno, junto al fresno del que procede, del taller de artesanía de Edu

Su madera es impermeable, densa y tenaz, y tiene la extraña cualidad de arder incluso cuando está verde, habiéndose empleado como combustible por su enorme poder calorífico.
La dureza del fresno está presente incluso en leyendas épicas de la literatura: Homero la inmortalizó en la Ilíada, pues la lanza de Aquiles, que acabó con la vida del héroe troyano Héctor, era de madera de fresno.
El fresno es símbolo de dureza, y jarabe de fresno significa jarabe de palo, en los refranes populares. Forma parte de la tríada de árboles que son habitados por las hadas, junto con el roble y el espino.
En la mitología también se relaciona a los antecesores de la humanidad actual, con hombres de bronce descendientes del fresno, una vez más como símbolos de la dureza. En Escandinavia, la leyenda del primer hombre le hace provenir del fresno.
El simbolismo también vincula al fresno no sólo con el agua, como ya hemos visto, sino también con la luz y el sol. Se cuenta entre los árboles más altos de Europa central y septentrional, compitiendo en altura con piceas, abetos, pinos, alerces o eucaliptos.
Con madera de fresno se alimenta el fuego nuevo que se enciende para celebrar el equinoccio de primavera, siguiendo los ritos del renacimiento de varias culturas norteñas.

Las ramas de fresno aparecen en muchas celebraciones festivas tradicionales de nuestros pueblos. En algunos lugares, al terminar las faenas del campo, se ponía un ramo de fresno en el pajar o en el carro para celebrarlo. También se bendecían con él a los animales.
Se valoraba mucho su buena sombra, en la zona pasiega solía plantarse cerca de la cabaña, quizá por un poder de protección frente al rayo, que se les atribuía, por su buena sombra y por el alimento de sus hojas para el ganado, por eso los fresnos tenían dueño. Y en algunas ceremonias populares servía para atraer la lluvia.
Solía ser fresno también la especie elegida para enramar por San Juan o San Pedro.
Como remedio contra el mal aliento y para fortalecer las encías, se masticaban las hojas, que, por otra parte, en Inglaterra se usaban para adulterar el té. Sus semillas contienen un aceite comestible parecido al girasol. Sus frutos tiernos se emplearon para encurtidos y condimentos. Y los barriles de fresno eran considerados los mejores para guardar aguardiente. En Marruecos y otros países, la infusión de los frutos es tenida como afrodisíaca.
Con sus ramas, se sacaban tiras para fabricar cestos. Con hojas, madera y fruto se fabricaban amuletos protectores. La leyenda afirma que las serpientes sienten repulsión por los fresnos. De sus hojas se extrae un tinte verde. Sus troncos también han servido como colmenas.


Recoge Gabriel Vázquez Molina en su Manual de hierbas medicinales imprescindibles, la receta de la infusión de hojas de fresno para el estreñimiento, para las piedras en el riñón, como diurético y depurativo, que baja los niveles de colesterol, el ácido úrico y la urea, beneficioso para la obesidad y la celulitis.
Calentado un tronco de fresno al fuego, se recoge la savia que suda el tronco y se guarda en un envase, para usarla como calmante y antiinflamatorio en reúma y golpes, aplicado en friegas.
El fresno es un Remedio natural para el reúma
Para rebajar la inflamación de las articulaciones y como remedio analgésico, en artritis reumatoides y procesos artrósicos, las hojas de fresno se han revelado como un apoyo de primer orden, aplicadas por vía tópica en compresas o bien en cremas y pomadas.
El fresno se indica, asimismo, por su notable acción diurética y depurativa, cuando se requiere aumentar el flujo de orina, para facilitar la eliminación de los excesos de urea y las arenillas en el riñón.
Una receta de herbolario
Para la retención de líquidos: y para favorecer la reducción de los edemas:
Preparar una mezcla de hojas de fresno, con otras 3 plantas depurativas: el diente de león, las hojas de abedul y la cola de caballo. Se emplean tres cucharadas soperas de la mezcla por litro de agua. Se hierve un minuto, se deja reposar otros 8 y se va bebiendo durante el día.
Se utilizan principalmente sus hojas de acción diurética, antirreumática, analgésica, antiinflamatoria, astringente, vulneraria, vasoprotectora y venotónica.
Las excelencias de las hojas de fresno como remedio curativo ya eran bien conocidas en la antigüedad como recoge el propio Dioscórides.
El mismo Vázquez Molina, junto a Herreros y Sarmiento, en su libro Los árboles sanadores, consideran que el fresno es apropiado para combatir la mala salud, la baja vitalidad y la vejez prematura, para enfermedades degenerativas y procesos inflamatorios. Lo considera un buen hepático, que usaremos como depurativo en general, y para el colesterol, ácido úrico, obesidad y estreñimiento, que mejora también nuestras defensas.

Receta:
La infusión de 20 gr. de hojas por litro, a la que dejaremos reposar 5 minutos, como depurativa y laxante apropiada para reumatismo, obesidad, circulación, para recuperar la vitalidad y la salud.

Receta de vino de fresno, como tónico antiinflamatorio y depurativo apropiado para la artritis y como afrodisíaco suave:

Hervir un puñado de frutos de fresno majados con una ramita de romero en vino de buena calidad durante 10 minutos a fuego lento. Dejar reposar hasta que se enfríe y filtrar.

Sus hojas, aun siendo un poco amargas, se pueden consumir en ensalada, y sus semillas secas y molidas se parecen a la pimienta. También se podrían añadir al baño como antirreumáticas. La corteza de ramas de 3 años es astringente y en decocción, reduce la fiebre.
Almohadas rellenas de hojas de fresno, pueden propiciar sueños reveladores y como protección psíquica. En ramilletes colocados en casa y en la puerta, para protección, equilibrio y salud.
Y con mis mejores deseos de protección, equilibrio y salud, como nos inspira el fresno, espero que miréis a vuestro alrededor, porque puede ser que tengáis cerca un fresno que se esté vistiendo ya de primavera, con sus hojas jóvenes, y no os hayáis dado cuenta¡

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