LA VIRTUD DE LAS HIERBAS

 

Fragmento del Libro Brañaflor, escrito por Manuel Llano y publicado en 1931.
 
Ortiga
«Todas las enfermedades se curan con hierbas y con rezos. Una güena cataplasma de romero mezclau con ceniza de astillas de roble cura la punta de costau pa secula seculorum. Los celos se alivian con endrinas verdes y las malas intenciones con unas rociás de agua bendita en el lau del corazón…
Crepitan los leños en el lar, bajo la caldera de cobre añejo. Hay ollas de barro bermejo, de barro verde, de baarro amarillo sobre un arca venerable de nogal.
Por el boquerón de la tronera entran las últimas luces del día. Van quedando solas las mieses y las brañas, los agreos y los huertos…
Tío Basilio nos mira sonriente…sentados en un banco duro de cajiga apeñascada, escuchamos la voz cascada del pícaro viejo. Acento hórrido o dulce de la tradición que lo mismo desciende a los abismos que se encarama a las cumbres. Voz de los siglos y de las edades, de las cavernas y de los palacios..de los vientos y las aguas, de la nieve y del fuego…

Tío Anselmo es saludador y curandero. Ha llenado las alforjas de hierbas y de raíces, de flores y romeros. Sartas de ajos colgaron de su cuello y hojas verdes y secas colmaron sus bolsillos.

Regaliz

 

Mi madre me enseñó estas habilidaes de los saludaores. Los secretos jueron pa mí más claros que el agua limpia del ríu…Tanto cener y cerner, el ceazu bailó solu, como una peonza de las más bailadoras. Y así aprendí que la envidia se cura con escajos machacaos y la malenconía de las mozas con cortezas de limón y vinu vieju. También aprendí que las leluras de las solteronas se aplacan con unas friegas de hojas de acebu en el mesmu espinazu y agua de nieve en la cabeza, cuando están durmiendo. No hay medicina mejor pa los mareos de los viejos, muy reviejos que las natillas y los güenos vasos de vinu dulce.
Algunos se ríen de la virtud de las hierbas, y yo digo que esa es la risa de los lelos. Las medicinas se jacen ni más ni menos que de hierbas y de raíces, que con el ajetreu de los morteros y de las boticas pierden las juerzas que tienen recién arrancás. Mire usté: no hay cosa mejor pa curar de raíz el mal del reuma que una güena friega de ortigas verdes, de las más ásperas. Pero hay que apretar sin duelu ni compasión, como aquel que está fregando un pucheru. El resultau no pue ser más güenu…
¿Usté no sabe lo que son las uvas de perru…? Una güena frotación de uvas colorás de perru aplaca los dolores de las caderas…también son muy güenas unas cataplasmas de ceniza metía en agua hirviendo…
Uva de perro o zarzaparrilla
Digan lo que digan, los costipaos se quitan con un cocimientu de regaliz. También suelen quitase con cocimientos de malva…hay una hierba que se llama la carqueja, naz en los puertos y es apaecía al escaju. No crea que abunda esta yerba. En el cuetu de la Concilla hay algunas…pos esta yerba se cuez y con los vahos de quitan los dolores de la cabeza y de las muelas…Y no digamos na de una yerba que se llama la celedonia. Estas yerbas echan un agua a juerza de exprimilas que dejándola caer en las heridas, las curan al pocou tiempu. 
Si a usté alguna vez se le quitan las ganas de comer, cueza un pocu de junciana y beba el agua del cocimientu a trechos. Es muy amarga, pero güelven las ganas de comer con más juerza que antes. También es güena una coci´n de sanguinaria que echa una flor encarná.
La lobera es una yerba que también echa las flores colorás como las rosas. Cocía con vino es lo más a propósitu pa que las cortaduras no cierren en falsu. Estas hierbas las hay en las brañas de Carraceo…»
Brañaflor. Manuel Llano. 1931.

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