ESPINO ALBAR, LA HIERBA DEL CORAZÓN

ESPINO ALBAR (Crataegus monogyna– ROSACEAS), espino blanco o majuelo.

Cuando pienso en el espino albar, mis primeros recuerdos se trasladan a un montón de paseos por el monte y reuniones de amigos que nos hemos cobijado a su sombra, y tengo fotografías en las que aparece de fondo, marco y encuadre, el espino albar con sus flores blancas y su sombra fresca, sombra que tradicionalmente, en los pueblos ha tenido muy buena fama, porque se creía que bajo él no caían los rayos.

El majuelo o espino albar es planta de gentes celtas, ya que representa el hogar de las hadas y es una puerta al mundo de los espíritus.

Cuentan las leyendas gaélicas que Olwen “La Diosa Blanca”, recorrió una vez el universo cuando estaba vacío y al hacerlo dejó tras de sí una senda blanca de pétalos de espino, formando lo que hoy en día es la Vía Láctea, leyenda por la cual creo yo que se la llamó también a esta diosa “La del Blanco Rastro”.

Es por tanto el majuelo un árbol sagrado para los celtas, que ocupa el mes sexto, desde el 13 de mayo al 9 de junio. Este sexto mes, el del espino, llamado también majuelo o may, que toma su nombre del mes de mayo, y cuya raíz irlandesa e indo-germánica deriva de una palabra que significa daño. Coincide el mes de mayo con la época en la que diosas y dioses se preparaban y purificaban a la espera, de la celebración del solsticio de verano, en junio, siendo por tanto un periodo de abstinencia, sobre todo la sexual, lo que puede explicar en el fondo, la mala fama de árbol de la mala suerte que en un momento dado tuvo.

Los espinos eran sagrados, y su simbología bascula entre su uso ascético, al representar la castidad obligada, y su uso orgiástico, que se vincula más tarde con el culto de la Diosa Flora, culto que trataron de neutralizar las simbologías cristianas, al vincularlo primero a la corona de espinas de Jesús, y después a las apariciones marianas, ya que curiosamente tras el roble y el fresno, es probablemente el espino albar el árbol más comúnmente escogido por la virgen para sus apariciones (Nuestra Señora del Espino).

Arbusto espinoso o árbol que puede ser de 2-3 metros o llegar hasta los 14, de hoja caduca, con muchas ramas y espinas, común en bosques y claros, en valles y cumbres. Es uno de los arbustos o arbolillos más duros que hay, resisten lo mismo el viento intenso, que la falta o exceso de agua.

Espinoso, duro y recio como el término griego de donde procede su nombre científico, kratos, que significa duro, robusto y espinoso, y que podemos encontrarlo de forma aislada o bien formando setos, ya que se plantaban para evitar que se escapase el ganado, para separar campos de cultivo, e incluso protegerlos de determinadas plagas y herbívoros, ya que sus enmarañadas ramas y peligrosas espinas les hacen insalvables, sus espinas son temidas porque aseguran que si te pinchas con ellas, la infección es segura.

Ese mismo enmarañamiento sin embargo, constituye un refugio armado de espinas, en el que gracias a su espesura y protección, se refugian cantidad de pájaros e insectos. El alcaudón incluso, utiliza las espinas para insertar sus presas y almacenarlas hasta el momento de consumirlas.

A pesar de su dureza y espinas, sus flores en cambio son delicadas y frágiles: Sus flores blancas en ramilletes terminales que pueden reunir de 4 hasta 11 capullos son todo un espectáculo en primavera. Es costumbre en las celebraciones del 1 de mayo en Europa emplearlas tradicionalmente y asociadas a la fertilidad.

Flores y hojas se recolectan en primavera y verano. Es mejor recolectar los brotes floridos a primera hora de la mañana, cuando los insectos van en busca de su néctar. No sólo para secarlas y utilizarlas medicinalmente, sino también como adorno y ambientador de casa.

Sus frutos llamados majuelos, majuelas, majuetas, o manzanitas de pastor son comestibles, fuente de vitamina C, así como sus hojas tiernas.

Frutos y corteza se recolectan en otoño. Su corteza aleja la fiebre y sus frutos son astringentes, por lo que detienen las diarreas.

Su leña ha sido muy apreciada en ciertos pueblos de Cantabria, para cocer el pan, también ha valido para mangos, tacones de las albarcas, rastrillas, morteros y ruecas, con la que también se han ahumado quesos y embutidos. El majuelo se utilizaba tradicionalmente como pie para los injertos de jerbales, nísperos y perales, según cuenta Pardo de Santayana.

Con sus ramas se hacían escobas. Y sus hojas tiernas, cuyo sabor dicen que recuerda a las nueces, se comían en ensaladas. De sus frutos secos molidos, se obtenía harina para hacer pan, y se tomaba en cocimiento para calmar los cólicos de los niños. Se tomaba tradicionalmente  para curar el catarro, bajar la tensión y como calmante, y en Segovia, llamaban tila al majuelo.

Sin embargo, a pesar de ser ampliamente conocido y utilizado por los pueblos de todos los tiempos, apareciendo incluso restos de majuelos en yacimientos prehistóricos habitacionales, sus facultades reguladoras de la circulación sanguínea y tonificadoras del corazón no fueron descubiertas sino muy tardíamente.

Se cuenta que, en el siglo XIX, un médico irlandés llamado Dr. Green se hizo famoso por su remedio secreto contra las enfermedades coronarias. Tras su muerte se descubrió que su cura era en realidad tintura de bayas de espino, cuya receta os voy a dar más tarde.

El espino albar se emplea mucho en fitoterapia, es un excelente tónico del corazón, sedante y regulador de la presión sanguínea, del ritmo cardíaco y de la circulación sanguínea. Es la hierba del corazón.

Dice en su libro Medicinas del Alma el doctor antroposófico Reinhard, que el espino albar son las gachas de avena para el corazón¡¡ El espino albar es el alimento del corazón, para que lata durante mucho tiempo¡¡ La infusión hecha en primavera con los brotes floridos de espino albar proporciona al corazón nuevas fuerzas de brotación, y hace llegar la primavera al interior del corazón!!!

En primavera, sus flores animan el corazón, en verano, sus hojas favorecen la respiración celular equilibrando el sistema nervioso, y en otoño, la carne harinosa y nutritivas de sus frutos rojos, nutren el músculo del corazón.

Se recomienda el espino albar como la mejor planta medicinal para el agotado corazón de los ancianos, aconsejando que esté cada día en su mesa en forma de infusión para prolongar su vida, al mejorar el riego sanguíneo capilar del corazón.

Si se observa en invierno de forma meditativa un viejo arbusto de espino albar, sin hojas, se puede encontrar el dibujo de una finísima red capilar en su ramaje, que nos recuerda al corazón con sus vasos coronarios.

Para los corazones débiles, ya sean jóvenes o viejos, puede ser una bebida placentera y equilibrante, que nutre el corazón, lo fortalece y anima.

USOS:

  • Regulador de la tensión, tanto la alta como la baja, adecuado por tanto como hipotensor e hipertensor.
  • Regulador del ritmo cardíaco: Taquicardias, arritmias, palpitaciones, afecciones cardíacas. El doctor Berdoncés en su enciclopedia de Fitoterapia, indica su uso en la angina de pecho y coronariopatías, así como en el tratamiento preventivo o paliativo del infarto de miocardio.
  • Tiene efectos antiespasmódicos y tranquilizadores. Por su poder antiespasmódico, actúa como sedante en las afecciones respiratorias.
  • Mejora la circulación sanguínea. En arteriosclerosis, mejora la elasticidad y tono de las arterias. Es antioxidante.
  • Calmante en sofocos, vértigos, zumbido de oídos, trastornos de la menopausia y sueño inquieto.
  • Bueno también para la memoria, solo o mezclado con romero o con gingko biloba.
  • Sus frutos en cocimiento son antidiarreicos. También empleado para hacer siropes y licores.

Ten precaución con su uso, ya que puede interferir con el funcionamiento de medicamentos que estés tomando (No asociar con medicamentos cardiotónicos ni con benzodiacepinas sin control médico. Precauciones en embarazo y lactancia)