VIVIR SIN TÓXICOS

Los tóxicos nos rodean e invaden, tanto en los productos de higiene y belleza, como en perfumes, cosmética y maquillaje. Todavía se considera el principio de Paracelso de que “la dosis hace el veneno”, sin considerar el peligro vinculado a determinadas moléculas por sí mismas: cuanto más se investigan los compuestos tóxicos, más claro está que no existe la dosis mínima inocua.

LA HERENCIA A NUESTROS HIJOS

Análisis efectuados de la sangre de cordones umbilicales han descubierto casi 300 compuestos artificiales, de los cuales más de la mitad se reconocieron como agentes cancerígenos, más de dos tercios tóxicos para las neuronas, y casi la totalidad causantes de malformaciones de nacimiento o desarrollo anormal. Metales pesados, mercurio o plomo, restos de plaguicidas agrícolas y domésticos, restos de la combustión de vehículos, incineradoras e ingredientes cosméticos se hallan mezclados con el oxígeno y los nutrientes que necesita el embrión en su fase inicial y crítica de desarrollo. Esta es la herencia que les traspasamos a nuestros hijos al nacer.

¿CUÁNTOS PRODUCTOS USAMOS?

De media, cada mujer utiliza 12 productos cosméticos y de higiene personal, que contienen aproximadamente 180 ingredientes distintos. Cada producto cosmético tiene de media 10 agentes químicos con capacidad alergénica, y la mayoría no aparece en el INCI, pues forma parte de la composición secreta de los aromas, cuyo secretismo sigue amparando la ley. Los alergólogos definen a los perfumes como una de las causas principales de alergia entre la población. Un 60% de las sustancias que entran en contacto con la piel, acaban penetrando en el cuerpo. En realidad, se absorben más toxinas por la piel y la inhalación, que a través de la ingestión de alimentos.
Una vez dentro del organismo, una porción importante se acumula en órganos y tejidos, y acaba causando a largo plazo desde trastornos hormonales, alteraciones en los sistemas reproductivos, anomalías en crecimiento y desarrollo, disfunciones en el sistema inmunitario, hasta cáncer.

PETRÓLEO Y MÁS PETRÓLEO

Los ftalatos, que se hallan en cosméticos, productos de aseo y colonias, son los principales sospechosos de causar el preocupante incremento de enfermedades reproductivas masculinas e infertilidad.
El 90% de los agentes químicos incorporados en estos productos son derivados del petróleo: son muy baratos de obtener, no se enrancian nunca y aportan una aparente suavidad en la piel, pero en realidad actúan como una envoltura de plástico, que tapa los poros no permitiendo a la piel cumplir sus funciones fisiológicas como la eliminación de toxinas, bloquea la respiración de las células, extraen la propia humedad de la piel sacándola a la superficie y dando apariencia de hidratación. Al dejar de usar estos productos, la piel está más reseca que antes y se hace adicta a la sustancia.
Estos agentes químicos derivados del petróleo se identifican con nombres como: mineral oil, paraffinum, Petrolatum, cera microcristalina, ozokerite, ceresin, carbomer, carbopol.

PELIGROS PARA TU SALUD, PELIGROS PARA EL MEDIO AMBIENTE

Además, tanto en sus procesos de elaboración y producción, como en los residuos que producen, son altamente contaminantes para el medio ambiente, alteran los procesos fisiológicos de la fauna y flora, no se degradan adecuadamente y se acumulan alterando los ecosistemas y matando la biodiversidad de los ecosistemas. Se depositan metales muy tóxicos en las aguas, que luego acabaremos bebiendo.
Los agentes detergentes, SLS o SLES, están presentes en jabones, geles de baño, champús, dentífricos, etc., tienen propiedades abrasivas: son muy buenos desengrasantes, pero también destruyen los lípidos naturales con los que nuestra piel se defiende de forma natural, por lo que resultan cuanto menos irritantes, siendo responsables de sequedad, irritación, caspa, caída del cabello, pigmentación, cuanto menos. Y que, al usarse con agua caliente, no sólo en el aseo personal sino en los productos de limpieza del hogar, penetra más rápidamente gracias a la apertura de los poros: causando dermatitis, envejecimiento prematuro en la piel, daño en las membranas celulares, y también dolores de cabeza, depresión, fatiga crónica, infecciones e insomnio.

MÁS VÍCTIMAS: LA EXPERIMENTACIÓN CON ANIMALES

A menos que se indique lo contrario, han sido probados en animales, en pruebas crueles, llegándose a cobrar cada año millones de víctimas inocentes sacrificadas en una práctica sin conciencia: ratones, conejos, monos, gatos, perros, tortugas, visones, ballenas, etc. Cruel y lo que es más patético, inútil porque la experimentación sobre animales no llega a detectar efectos cancerígenos a largo plazo, que no se asocian a la aplicación de estos productos.

UN CAMINO DE COMPROMISO Y EXIGENCIA

El camino hacia una cosmética natural y ecológica a estas alturas ya nos exige un compromiso serio que asegure nuestro bienestar sin comprometer nuestra salud ni la de nuestros hijos, ni la del planeta que nos sostiene y acoge, y eso pasa por nuestra implicación directa en el análisis crítico y exhaustivo de los ingredientes que adquirimos, para detectar el progresivo aumento del pillaje en la nomenclatura de compuestos químicos que escapan a una reglamentación que siempre va por detrás.

Por todo esto, no se nos ocurre mejor dedicación que la de trasladar a las personas sensibles y conscientes, a través de nuestros talleres y charlas, las herramientas que vamos aprendiendo para elaborar nuestros propios cosméticos, nuestros propios productos de higiene y aseo, nuestras pomadas, bálsamos y ungüentos, a partir de las plantas silvestres y medicinales que recolectamos y cultivamos en el respeto a la tierra y a todo ser vivo que la habita.

Debemos recuperar la soberanía sobre nuestra salud, nuestra belleza y nuestra higiene, conquistando la libertad de elegir, y transitando un camino hacia la autosuficiencia. Nadie ha dicho que sea fácil, pero es íntimamente más coherente con una actitud responsable ante la vida.