TRANSMUTACIÓN. LA INSPIRACIÓN DEL ROSAL SILVESTRE

Siguiendo el proceso de evolución del rosal silvestre, de la flor que atrapa la luz del sol en verano, a su semilla de otoño cargada de nutrientes para la futura vida en proyecto. Viviendo la transformación del fruto que entrega sus valiosos principios activos a un aceite vegetal que nutre nuestra piel y calma nuestras emociones, tras horas de silencio y oscuridad, se siente la inspiración de las plantas para nuestro propio proceso vital.
Apertura y recogimiento. Paciencia y tiempo para la transformación. Los procesos en la naturaleza son una fuente de aprendizaje y de experiencia para nuestra propia evolución.

Aprender a transmutar como lo hace la naturaleza, a dedicarnos tiempo de luz, y tiempo de oscuridad, tiempo para florecer, y tiempo para el silencio, donde uno se reconstruye y transforma. Abrirse a la belleza y protegerse con la cáscara nutricia de nuestra semilla alimentada desde el interior de nuestro corazón. Obtener del silencio meditado, la fuerza ante los miedos. Conocerse, comprenderse, escucharse y quererse.
Las transiciones pueden ser dolorosas, no hay transformación sin pérdida, no hay cambio sin desprendimiento: quitarse la piel, las heridas del pasado y avanzar hacia un futuro incierto va a generar dudas, inquietud, miedos.
La buena noticia es que cada vez que abrazamos claudicando al imparable y mágico proceso de transmutación, salimos a un estado, lugar o situación, en la que nos posicionamos de una manera más firme en nuestro suelo, un lugar más acorde con nuestra realidad actual, del momento, que no es la misma a la de ayer, ni a la del año pasado, que también se encuentra sujeta al ciclo armonioso de la transformación de la naturaleza en semilla-flor-fruto, en una reinvención y renacimiento permanente.
Y en cada transmutación, y con el tiempo, se genera una íntima satisfacción y reconocimiento del encuentro sincero con nuestros deseos más profundos. Entonces puede decirse que estamos en el camino a nuestro encuentro.
Pero nadie dirá que es un proceso indoloro, es para valientes. Van a desatarse emociones, sentimientos encontrados, hay que labrar y domar al ego. Nadie va a recorrer tu camino, porque sólo te corresponde a ti. Es tu renovación. La que conduce a tu realización. Y para la transformación siempre es necesaria una revolución. Una transformación.

Florece. Madura. Emprende el emocionante viaje hacia el interior de tu ser. Sé el fruto que ha madurado y deja caer libre la semilla.